Traductor: Jessica ZasRevisor: Sebastian Betti Imagina que estás desempleadoy llevas meses buscando trabajo. Las ayudas del Gobierno te ayudan a pagarel alquiler, los suministros y la comida, pero con muchas dificultades. Hasta que un día por finte ofrecen un puesto de trabajo. Recibes tu primera nómina en meses,y parece que las cosas empiezan a mejorar. Pero hay un problema. Ahora cobras lo justo para no poderoptar por las ayudas del Gobierno, y no lo suficientecomo para cubrir tus gastos. Además ahora has de pagar el transporteal trabajo y el cuidado de los niños, y al final, dispones de menos dineroque cuando estabas desempleado. Los economistas lo llaman“La trampa de la pobreza”, una situación que afecta a millonesde personas con bajos recursos en todo el mundo. Las circunstancias económicasy ambientales que la favorecen se refuerzan a sí mismas, perpetuandola pobreza durante generaciones. A veces están ligadasa la situación personal del individuo, como la inaccesibilidada alimentos saludables o la educación. Otras veces afectan a naciones enteras, debido a gobiernos corruptoso el cambio climático. Pero la cruel ironía de esta situación es que es el resultado de las políticasdiseñadas para combatir la pobreza. A lo largo de la historia,la mayoría de sociedades han tratado de cubrir las necesidadesbásicas de los más necesitados. Antes del siglo XX, colectivos religiososy organizaciones benéficas solían abanderar estas iniciativas. Hoy se les llama programasde bienestar social, y suelen traducirse en ayudas del Gobierno para los gastos de alquiler,energía y asistencia sanitaria. Generalmente se apruebanen función de los ingresos, es decir, solo quienes estánpor debajo de un rango determinado pueden optar a estas ayudas. Esto es así para asegurar que las recibenaquellos que más lo necesitan. Pero cuando se supera ese umbral,se pierde el derecho a percibirlas, aunque su situación económicano ofrezca mucha estabilidad. Este círculo vicioso nos afecta a todos. Los modelos económicos convencionalesasumen que elegimos racionalmente, sopesamos el coste y beneficiode nuestras opciones y elegimos la más ventajosa. Si quienes sufren de pobreza sabenque no obtendrán beneficios por trabajar, se les incentiva a dependerde las ayudas del Gobierno. Claro que la gentetrabaja por muchas razones, como las normas socialeso sus valores personales. Pero los ingresos son un gran incentivopara buscar empleo. Cuando el empleo decrece,la economía también lo hace, perpetuando la pobreza y poniendo en una situaciónlímite a quienes la sufren. Algunos sugieren que una posible solución sería eliminar por completotodos los programas de ayudas, pero la mayoría coinciden en que nosería una solución muy humana ni realista. ¿Cómo rediseñar el sistema entoncespara que no se penalice el empleo? Muchos países han probadodiversas estrategias para solventarlo. Algunos permiten complementar las ayudascon el empleo durante un tiempo, y otros las van reduciendoa medida que los ingresos aumentan. Estas políticas no incentivanpor completo el empleo, pero el riesgo de caeren la trampa de la pobreza es menor. Algunos Gobiernos proporcionan ayudas en la educación, cuidado infantil o asistencia médicaa todos sus ciudadanos. Una propuesta lleva esta idea más lejos. Una renta universal proveeríaunos ingresos mínimos a toda la sociedad, al margen de su riquezao su situación de empleo. Esta es la única política que podríaeliminar las trampas de pobreza, porque los sueldos complementaríanesta ayuda en lugar de reemplazarla. De hecho, asegurar un mínimode ingresos a toda la población eliminaría directamente la pobreza. Numerosos economistas y pensadores han defendido esta ideadesde el siglo XVIII, pero por el momento, la renta básicauniversal sigue sin ser una realidad. A pesar de haber sido probadaa pequeña escala en algunos lugares, estos experimentos localesno pueden reflejar cómo funcionaría de implementarsea nivel internacional o mundial. Sea cual fuerela estrategia de los Gobiernos, resolver este asunto requiere respetarla voluntad y autonomía de los ciudadanos. Solo empoderando a la poblacióna realizar cambios a largo plazo en sus vidas y sus comunidades podremos empezara romper el ciclo de la pobreza.