Todos estamos conectados espiritualmente, todos somos hermanos y hermanas. Mucha gente me decía: “¿Pero cómo puedo ser espiritual?” ya sabes, “¿Cómo puedo conectarme con Dios? ¿Cómo puedo conectarme con los ángeles, con mis seres queridos que me han precedido?” y yo diría, en cierto sentido, que somos el poder del cielo. Es solo para despertar eso dentro de nosotros. Los casos extremos serán parte del santuario. Los he estado haciendo casi toda mi vida, pero nadie lo sabía. Un caso extremo es alguien que tiene un deseo de morir y que puede ser un padre o una madre o un hijo. Han pasado tantas cosas en la vida de esa familia que cuando Dios abre esa puerta para que venga uno de ellos, viene toda la familia. Es sanador y está dejando salir todo. Ahora, en cierto sentido, Dios me ha dado más espacio y agradó a Dios más tiempo para ayudar también en casos extremos. Entonces, incluso las personas que ya han dicho que sí por el santuario, saben que hago casos extremos. Creo que para alguien dar un paso adelante y decir que sí, aunque no vea el resultado, es saber que ayudó a alguien a crear un mundo nuevo, a darle esa felicidad y alegría. Creo que el comienzo es construirlo, permitir que personas de todas las edades y todas las religiones e incluso de ninguna, no tengan fronteras. Para ver que pueden venir y pueden comenzar a aprender a conectarse espiritualmente con su alma. Es como una infusión que el alma le puede dar a la persona humana, ese entrelazamiento. Tenemos que permitir que ocurra la evolución y el santuario tiene un papel muy importante que desempeñar en todo eso, ¡todas las cosas increíbles y maravillosas que ni siquiera puedes imaginar!