La mayoría de los átomos [br]no andan solos, sino que se relacionan [br]con otros átomos. Y se pueden formar [br]uniones entre átomos del mismo elemento o de diferentes elementos. Podemos imaginar las uniones [br]como un "tira y afloje". Si un átomo es muy fuerte, puede quitarle uno [br]o más electrones a otro átomo. Y tendremos un ion [br]con carga negativa y un ion con carga positiva. La atracción entre [br]esas cargas opuestas se llama unión iónica. Esto se asemeja a prestarle un juguete a alguien y que nunca nos lo devuelva. La sal de mesa, [br]o cloruro de sodio, se forma gracias a [br]las uniones iónicas. Cada átomo de sodio [br]le cede un electrón a cada átomo de cloro, se forman los iones, y estos iones se agrupan en una red llamada retícula, en la que cada ion de sodio se une a seis iones de cloro, y cada ion de cloro se une a seis iones de sodio. Los átomos de cloro [br]nunca le devuelven los electrones a [br]los átomos de sodio. Pero estas transacciones [br]no son siempre así. Si ninguno de [br]los átomos se impone, ambos pueden [br]compartir sus electrones. Es como una comida [br]a la canasta, en la que tú y un amigo [br]llevan algo para comer y luego comparten los platos. Los átomos están atraídos [br]hacia los electrones compartidos entre ellos, y esta atracción [br]se llama unión covalente. Las proteínas y el ADN [br]en nuestro cuerpo, por ejemplo, se mantienen unidos en su mayoría [br]por estas uniones covalentes. Algunos átomos pueden [br]formar uniones covalentes con un solo átomo, otros, con varios. El número de átomos con el que otro átomo [br]puede formar un enlace depende de la ubicación [br]de sus electrones. ¿Cómo se ubican los electrones? Cada átomo de un elemento [br]puro y sin uniones tiene una carga eléctrica neutra porque contiene el mismo número de protones en su núcleo que de electrones [br]alrededor del núcleo. Y no todos los electrones [br]pueden unirse. Solo los que están más afuera, en los orbitales más [br]alejados del núcleo, los que poseen más energía, son los únicos [br]que participan en las uniones. Esto se aplica a las uniones [br]iónicas también. ¿Recuerdan el cloruro de sodio? El electrón que pierde el sodio es el más alejado de su núcleo, y el orbital que el electrón ocupa en el átomo de cloro también es el más [br]alejado del núcleo. Volvamos a las uniones covalentes. El carbono tiene cuatro electrones que pueden formar enlaces, el nitrógeno tiene tres, y el oxígeno, dos. Por eso, el carbono tiende [br]a formar cuatro uniones, el nitrógeno, tres y el oxígeno, dos. El hidrógeno tiene [br]solo un electrón, por lo que solo puede [br]formar un enlace. En algunos casos particulares, los átomos forman más uniones de las esperadas, pero si no es por [br]una buena razón, todo se puede desmoronar. Los grupos de átomos que comparten [br]electrones entre sí se llaman moléculas. Y pueden ser pequeñas. Por ejemplo, cada molécula [br]de oxígeno gaseoso está formada por [br]dos átomos de oxígeno enlazados uno con otro. O pueden ser grandísimas. El cromosoma 13 tiene [br]solo dos moléculas, pero cada una tiene más de [br]37 mil millones de átomos. Y este vecindario, esta ciudad de átomos, se mantiene unido gracias [br]al humilde enlace químico.