Traductor: Denise RQRevisor: Sebastian Betti Me gustaría hablarles de mis chicos. Sé que todo el mundo piensaque sus chicos son extraordinarios, y los más bellos que jamás hayan existido. Pero los míos lo son realmente. (Risas) Tengo 696 niños y son los más inteligentes,creativos y originales, brillantes y fuertes que jamás conocerán. Todos y cada uno de mis alumnos quetuve el honor de enseñar son mis chicos. Sin embargo, debido a que susverdaderos padres no son ricos y, además, a menudo de color, apenas llegarán a ver en esos chicos el potencial que yo veo en ellos. Porque lo que yo veoen ellos es a mí misma o lo que yo hubiera llegado a ser. Soy hija de padres que trabajaron duro,afroestadounidenses con títulos universitarios que eligieron la carrera de funcionarios públicos: mi padre es predicadory mi madre educadora. La riqueza nunca fuenuestra principal ambición. Debido a esta falta de riqueza, vivimos en un barrioque carecía de riqueza y atendí un sistema educativoque carecía de riqueza también. Por suerte, sin embargo,gocé de buena educación a través de un programade integración voluntario que escolarizaba a los niños negrosy mestizos de los barrios pobres en instituciones para los ricosy para los blancos. Con cinco años, ya viajabauna hora en autobús hasta un lugar lejano donde recibía una mejor educación. A los cinco años, pensaba que todosdisfrutaban de una vida similar a la mía. Pensaba que todos iban a la escuela y que éramos los únicosque usábamos lápices de color para retratar a su familia, mientras todos los demás usabanlápices de color melocotón. A los cinco años, pensabaque todo el mundo era como yo. Pero a medida que crecí,comencé a preguntarme porque mis amigos de barriono tenían que despertarse a las cinco de la mañana e ir a una escuela que estabaa una hora de distancia, o preguntarme porqueyo aprendía a tocar el violín mientras que mis amigosni siquiera daban clases de música. ¿Por qué mis amigos del vecindarioaprendían y leían contenidos que yo había estudiadodos o tres años antes? A medida que fui creciendo, comencé a sentirme muy incómoda como si fuera que estaba haciendo algoque no se suponía que tenía que hacer, que disfrutaba de algo que no era mío; que recibía un regalo pensado para otras personas, que todas estas cosas increíbles a las cuales estuve expuestay estuve experimentado realmente no debía tenerlas. Se supone que no teníaque tener una biblioteca, instalaciones deportivastotalmente equipadas, campos seguros para jugar, un departamento de teatrocon obras y conciertos de temporada, artes escénicas, visuales y digitales. laboratorios de biologíay química bien equipados un autobús escolar que me recogieray trajera de vuelta a casa un almuerzo recién preparadoo incluso aire acondicionado. Y esas son cosas quemis niños no reciben. A medida que crecía agradecida por esta increíbleoportunidad que me ofrecieron, siempre he tenido esta pregunta constante: ¿Y los demás? Hay miles de otros niños como yo que merecen esto también. ¿Por qué no todo el mundo recibe esto? ¿Cómo es que solo los ricostienen educación de calidad? Era como sentir remordimientopor ser la única que se salvó. Todos mis amigos estabanen el tren de la catástrofe educativa mientras que yo estaba a salvoen un viaje en autobús. Me sentía Moisés gritando: "¡Deja a mi gente que asistaa escuelas de alta calidad!" (Risas) Fui testigo de cómo los demáseran tratados y educados, vi la tierra prometida de la educación y no hubo nada que pudierajustificar la disparidad. Hoy en día, enseño en el mismo sistemaeducativo del que fui rescatada. Conozco muy bien las herramientasque me dieron cuando era alumna y ahora, como profesora, no tengo acceso a las mismaspara mis estudiantes. En innumerables noches he llorado de frustración,enojo y tristeza porque no puedo enseñarleslo que a mí me enseñaron, porque no tengo acceso a los mismos recursos o herramientasque usaron para enseñarme. Mis alumnos merecen mucho más. Seguimos sentadosluchando contra este término: "¡Retraso en la escuela,falta de rendimiento!" ¿Es tan difícil de entender por qué estos niños se desempeñan bien y estos niños no? Quiero decir, ¿en serio? Creo que lo tenemos todo mal. Creo que nosotros, como dice Gloria Ladson-Billings, debemos cuestionar el paradigmay el lenguaje y llamarlo por su nombre. No es falta de rendimiento;hay una deuda institucional educativa en cuanto a los recursosque nunca se invirtieron en la educación de los niños negrosy mestizos a lo largo de la historia. Un secreto poco conocidoen la historia de EE.UU. es que la única institución de EE.UU. creada específicamentepara las personas de color fue la trata de esclavos... y algunos añadiríanel sistema penitenciario, pero ese es otro temapara otra charla TED. (Risas) El sistema de educaciónpública en el país fue construido, comprado y pagado con dinero generado por la tratade esclavos y el trabajo forzoso. Mientras que a los afroestadounidensesse les esclavizaba y prohibía estudiar su labor establecía la propia institución de la cual fueron excluidos. Desde entonces, cada demanda,política educativa o reforma intentaron modernizar el proyecto en lugar de simplemente pararlo y admitirque hicimos todo mal desde el principio. Hagamos un repaso simplificado de lahistoria del sistema educativo de EE.UU., tengan un poco de paciencia. A los negros se les excluyen--cómo repercusión de la esclavitud -- pero con ayuda de filántropos blancosconstruyeron sus propias escuelas. Separados pero iguales, está bien. Pero mientras todos sabemosque hubo segregación no hubo nada de igualdad. Con el caso Brown contra La Juntade Educación de Topeka, Kansas en 1954 la legalizada segregaciónracial es ahora ilegal. Pero muy poca gente presta atencióna los casos judiciales ulteriores que negaron la tierra prometidaeducativa para todos los niños que se pretendió con este caso. Algunos argumentan que hoy,las escuelas están aún más segregadas que antes de los primeros intentos de de-segregación. Enseñarles a mis alumnossobre la segregación, el caso de "Los Nueve de Little Rock",el Movimiento por los Derechos Civiles, es un momento muy incómodo en mi aula y tengo que escuchar la vozde algún niño que pregunta: "Si no hay segregación en el aula desde1954, ¿por qué no hay niños blancos aquí?" (Risas) Estos chicos no son tontos. Saben exactamente lo que está sucediendo y lo que no. Saben que cuando se tratade escolarización, las vida de los afroestadounidensesno importa y nunca lo importó. Llevo años tratando desesperadamente de cultivar en ellosel interés por la lectura con la ayuda de mi modestabiblioteca llena de libros que compré en tiendas de segunda mano,rastrillos, áticos, lugares así, ya saben. Pero tan pronto como decíaesas palabras espantosas, "Tomemos un libro para leer", parecía que declaraba la guerra. Era una tortura. Un día, después de enterarmede este sitio web DonorsChoose, donde los maestros crean listas de deseos de los artículos quenecesitan para su aula y los donantes anónimos los cumplen, decidí arriesgarme y crear mi lista de la biblioteca de ensueñode todo adolescente. Más de 200 nuevos libros fueronenviados uno a uno a mi despacho. Cada día llegaban másy los niños exclamarían con júbilo, "¡Parece Navidad!" (Risas) Después dijeron: "Sra. Sumner, ¿de dóndevienen estos libros?" Y entonces respondí: "De gente de todo el paísque quiso regalarlos". Y después notaron, un poco sorprendidos: "Pero son completamente nuevos". (Risas) A lo que yo respondí: "Se merecen libros nuevos". Todo cobró sentido cuando una de mis alumnas, al abrirel paquete un libro de bolsillo dijo: "Sra. Sumner, yo pensabaque Ud. compró estos libros, porque los maestrossiempre nos compran cosas. Pero saber que un extraño, alguien que ni siquiera conozcocuida mucho de mí es genial". Saber que existen desconocidosque te cuidarán, es un privilegio que mis alumnos no tienen. Desde la donación, hubo un flujo constante de niñosque tomaron libros prestados para luego devolverlosexclamando: "¡Este me gustó!" (Risas) Ahora cuando les digo:"Tomemos un libro para leer", los niños se apresuran a mi biblioteca. No se trata de que no querían leer; al contrario, lo harían encantadossi tuvieran los recursos. Institucionalmente hablando, nuestro sistema de educación públicanunca ha sido justo con los no-blancos. Nos centramos en los resultados finaleso los resultados de la evaluación y frustrarnos. Llega el desastre y nos preguntamos: "¿Cómo se volvió tan malo?¿Cómo llegamos aquí?" ¿Es serio? Si descuidan a un niñoel tiempo suficiente, ya no tienen el derecho de sorprendersecuando las cosas no salen bien. Dejen de estar perplejos, confundidoso aturdidos por la falta de rendimiento la desigualdad salarial,la tasas de detención, o cualquier desigualdadsocioeconómica del momento. Los problemas que tenemos a nivel nacionalson los problemas que creamos como país. La calidad de su educaciónes directamente proporcional a su acceso a la universidad,su acceso a un puesto de trabajo, su acceso al futuro. Hasta que no vivamos en un mundo donde cada niño pueda teneruna educación de alta calidad sin importar donde vive,o el color de su piel, hay cosas que podemoshacer a macroescala. La financiación escolar no debe decidirsede acuerdo al impuesto a la propiedad o alguna ecuación económica extravagante de modo que los niños ricos continúenbeneficiarse de la ayuda estatal, mientras que los niños pobres están continuamente privadosde comida y recursos. Gobernadores, senadores,alcaldes, concejales, si llamamos a la educaciónpública, educación pública, entonces debería ser justo eso. De lo contrario, deberíamos llamarlalo que realmente es: un seguro de pobreza con el lema "La educación pública: mantenemos pobres a los niñospobres desde 1954". (Risas) Si realmente, como país, creemos que la educaciónes el gran pilar de la igualdad entonces debe ser justo eso:igualitaria y equitativa. Hasta entonces, no hay democraciaen nuestra educación democrática. En un rango intermedioe históricamente hablando, la educación del niño no blanco siempre ha dependido de filántropos. Y por desgracia, aún depende hoy en día. Si su hijo, o hija, o sobrina,o sobrino, o vecino, o el pequeño Timmy va a una escuela afluente, rete a su comité escolar para que adopteuna escuela o un aula menos favorecida. Reduzcan la divisiónmediante conversaciones y establezcan lazos que cuenten. Al compartir los recursosno se dividen, sino que se multiplican. Y a microescala, si eres humano, dona. Dona tiempo, dinero,recursos, oportunidades, lo que más sientes en tu corazón. Hay sitios web como DonorsChooseque admiten que hay inquietud educativa y realmente quierenhacer algo al respecto. ¿Qué es un carpintero sin herramientas? ¿Qué es una actriz sin escenario? ¿Qué es un científico sin laboratorio? ¿Qué es un médico sin equipo? Les diré: son mis alumnos. ¿No deberían importarteestos alumnos también? Gracias. (Aplausos)