Creo que sé qué es lo que el mundo te dirá con respecto a la homosexualidad, sólo tienes dos opciones: Opción número uno, puedes esconderte en el closet por temor a que alguien sepa que te sientes así, y que de saberlo te odiarían y serían prejuiciosos o, si no quieres vivir en un closet, y honestamente quién querría, cuando no es un lugar muy cómodo para vivir, entonces sal del closet, acepta tus atracciones sexuales como tu identidad, olvídate de Dios, la Iglesia y la Biblia, y haz lo que quieras con tu cuerpo. Entonces esas son tus opciones: orgullo gay o vergüenza gay. Ahora toma tu decisión. Ahora imagínate que te encuentras un poco atascado en el medio. Ok, espera un minuto, sí, no quiero rechazar a Dios pero, ¿sentirme avergonzado? ¿Es esa mi única opción? Vergüenza... ¿Por qué debería sentirme avergonzado de una atracción que nunca elegí? No es que me desperté y dije: "Oh, es martes, creo que me sentiré atraído a esta persona hoy." No, no eliges tus atracciones, sólo tu comportamiento, entonces, ¿por qué deberías sentir vergüenza de algo que nunca elegiste? ¿Te odiará la gente por tener estos sentimientos? Lo lamento, pero sí, a veces sí. Sabes, lamentablemente estas personas existen ahí afuera. Los ves en la televisión con sus carteles: "Dios odia a los gays", y yo pienso: "No, Dios odia tu estúpido cartel." Eso es lo que odia. El problema es que fanáticos como esos hacen creer al mundo que si crees en el matrimonio tradicional, eres un homofóbico. Pero, ¿es este el caso? No lo creo. De hecho, hace no mucho tiempo fui a un negocio a comprar un marco para una pintura que un artista había hecho para mí, del Papa Juan Pablo II, y yo puse la pintura sobre el escritorio cuando salió el hombre que trabajaba allí, la miró fijamente durante un rato, y en voz baja dijo: "Oh el Papa Juan Pablo II." Dijo: "Yo solía ser católico, pero la Iglesia ya no me quiere." Yo le dije: "¿A qué te refieres con que la Iglesia ya no te quiere?" Y me abrió su corazón para contarme sobre su homosexualidad, y dije: "No. La Iglesia te quiere, este es tu hogar. Dios te ama. Yo te amo." Y me dijo: "¿A qué Iglesia vas? Y le dije: "Oh, a Santa María. Deberías venir a misa alguna vez conmigo y con mi familia", y tuvimos una maravillosa conversación. Unas semanas después, volví y lo ví. "Hola, ¿Cómo estás?", le dije. Me dijo: ¿Te acordaste de mi nombre? Y le dije: "Sí, ¿cómo estás?" Y tuvimos una conversación fantástica. Después de unos diez minutos, sus ojos comenzaron a ponerse un poco rojos y húmedos, y me dijo: ¿Puedo abrazarte? Yo le dije: "Absolutamente." Él se acercó desde detrás del mostrador hacia mí, y me dio un abrazo enorme. Fue un momento simplemente hermoso. Y creo que se sintió tan tocado porque supo que yo lo amaba y lo amaba lo suficiente para decirle la verdad de que tus atracciones sexuales no son tu identidad. Que si yo me defino a mí mismo por mis atracciones sexuales, mi vida se pondrá muy confusa muy rápido. Porque si me siento atraído a una mujer que no es mi esposa, ¿es esa mi identidad? Si paso frente a un cartel pornográfico y pienso que la chica es bonita, ¿es esa mi identidad? ¡No! El mundo nos está diciendo que si experimentas esta sensación, eso es quien eres. Están todas estas identidades que puedes tener. Pero el hecho es que la Iglesia Católica no cree que haya 58 tipos de personas diferentes en el mundo. Hay personas gay, lesbianas, bisexuales, transgénero y más. La Iglesia no va a negar que existen personas con ciertas experiencias, inclinaciones y atracciones, pero lo que la Iglesia afirma es que una persona es un ser racional. Lo que eso significa es que en realidad sólo hay tres tipos de personas. Hay personas divinas: Padre, Hijo y Espíritu Santo, hay personas angelicales: los ángeles santos y los ángeles caídos, los demonios, y las personas humanas: creadas hombre y mujer a imagen y semejanza de Dios. Entonces, si eres un humano que tiene atracciones homosexuales, ¿sabes que tipo de persona eres? Eres un hijo de Dios o una hija de Dios. Esa es la verdad más profunda de tu identidad. Puedes pensar: "Bueno, está bien, pero ¿qué significa eso en el día a día?" Básicamente ¿tengo que elegir entre obedecer a la Iglesia y vivir una vida de soledad y desolación, o ignorar a la Iglesia y enfrentarme a la condenación? ¿Son estas mis únicas opciones: condenación o desolación? Bueno, afortunadamente, esas no son las únicas dos opciones. De hecho, puede sonar sorprendente, pero la Iglesia no está diciendo a nadie que no pueden amar. De hecho, yo diría que la Iglesia Católica es casi una de las únicas instituciones en la tierra que nos desafía a todos a amar verdaderamente. Pero el hecho es que, yo creo, nuestra idea de amor a menudo debe ser redimida. Mira lo que dijo el Papa Juan Pablo II sobre el amor. "No debemos olvidar que el amor por un ser humano también es también una lucha, lucha por el ser humano amado y por su verdadero bien." La dificultad es que el mundo nos dice que sexo equivale a amor, y que si no puedes tener sexo, entonces no estás amando realmente. Pero el hecho es que a veces la abstinencia es una expresión tremenda de amor sacrificado. Sin embargo, esto es difícil de ver, porque nuestro mundo está tan hipersexualizado. Piénsalo. Enciendes la televisión: cada producto, cada automóvil, cada chicle, desodorante, todo se encuentra sexualizado y ya es incluso es ridículo. Estaba en un negocio y vi una revista. Era de carpintería, y decía en la tapa que dentro estaban los planos para "persianas sexys" Y yo dije: "Oh, vamos. ¿Es esto a lo que hemos llegado? ¿Persianas sexys?" ¿Te imaginas estar en tu casa, y que uno de tus amigos te visite, entre en la cocina y diga: "Guau, sabes, tienes unas persianas muy sexys en tu cocina"? Y tú pensarías: "Guau, eres un amigo muy raro." Pero esta es la cultura en la que vivimos. Los productos están sexualizados, nuestras amistades están sexualizadas. Si eres un chico y realmente te gusta pasar tiempo con otro chico, disfrutas estar en su compañía, la gente dirá: "Ey, ¿tienen algo más que una amistad por ahí? "No, no tenemos. Esto es una amistad masculina y sana." También sucede lo mismo en otros lugares. Chicas pasando mucho tiempo con otras chicas. "Sabes, parece que pasas mucho tiempo con ella. Quiero decir, pareces realmente atraída por ella." ¿Estás teniendo un amor platónico por ella? Lo que probablemente la gente no entienda, y puede que no hayas escuchado esto antes, es que se supone que te sientas atraído por miembros del mismo sexo. Escuchaste bien, porque Dios los hizo muy buenos y hay tantas cosas de nosotros que nos hacen atractivos. Tu inteligencia, tu humor, tu personalidad, incluso tu belleza se supone que deba ser atractiva, y no toda atracción es sexual. De hecho, conozco a un hombre que tenía un estilo de vida gay muy promiscuo, y después de años de esto, dijo: "¿Sabes de qué me he dado cuenta luego de todo este tiempo?" Dijo: "Me dí cuenta de que no era homosexual. Me dí cuenta de que era homoemocional." "Estaba buscando la atención, la aceptación, el afecto, la admiración de otro hombre, que nunca recibí de mi propio padre, y el mundo me enseño a sexualizar mi problema." No estoy diciendo que nadie tenga atracciones sexuales hacia miembros del mismo sexo, sino que simplemente no todas las atracciones son sexuales. Entonces, las personas que sí sienten atracciones sexuales, ¿dónde quedan paradas en todo esto? Algunas personas piensan: "Bueno, ¿qué significa esto? No puedo amar, no podemos casarnos. Entonces ¿nos odia la Iglesia? ¿nos discrimina? ¿Qué pasa entonces con el "matrimonio igualitario"? Yo creo que el problema con la igualdad de matrimonio es que ese eslogan puede quedar bien en un sticker, pero no dice nada realmente, y aquí está el porqué: Si quisiera casarme con dos mujeres, ¿estarías a favor de un matrimonio igualitario para nosotros? La mayoría de la gente diría: "No, Jason. Si no puedes decidirte entonces eso no es realmente un matrimonio." Ok, bastante justo. Digamos entonces que elijo a una, y queremos tener un matrimonio abierto. En otras palabras, nos casaremos, pero estaremos abiertos a tener relaciones con otras personas; hemos acordado mutuamente a esto. ¿Crees que eso es un matrimonio? ¿Estás a favor del matrimonio igualitario? La mayor parte de la gente diría: "No, debes ser fiel." Ok, digamos que seré fiel, pero no queremos que sea permanente. En vez de contrar en un matrimonio, tendremos una especie de contrato, una licencia matrimonial de diez años, y si las cosas salen bien luego de esos diez años, conseguiremos otro, y si no funciona, bueno, sin resentimientos. Casi todo el mundo dice: "No, el matrimonio también debe ser permanente." Ok. Vi a una mujer en las noticias que se casó consigo misma. ¿Es un matrimonio real? Y en la mayoría de estos casos: ¿odias a esta gente? ¿Eres intolerante con ellas? No, porque no se trata de odio, no se trata de discriminación. Se trata de una cosa: ¿Qué es el matrimonio? En todos estos casos que acabo de presentar, notarás que la cuestión no es ¿pueden casarse? como si fuera una cuestión de permiso. La pregunta es: ¿puede eso ser un matrimonio real? Es una cuestión de posibilidad. Entonces no se trata de igualdad o justicia, sino de qué es el matrimonio. Y para responder esta pregunta, no podemos guiarnos sólo por nuestos sentimientos, emociones o nuestro corazón. También debemos usar nuestro intelecto. Porque si el matrimonio significa algo, entonces también significa que hay cosas que no son matrimonio. Entonces la pregunta es: ¿de dónde viene? ¿Es simplemente una institución humana ratificada por el gobierno? ¿O viene de Dios Padre? Y si es así, entonces lo que la Iglesia enseña es que, cuando hablamos de matrimonio, no se trata solamente de lo que dos personas hacen: intercambian votos y permanecen juntos, sino principalmente lo que el matrimonio es, en lo que se convierten dos personas: una imagen visible del amor de Cristo por su esposa, la Iglesia. Al principio del programa, hablamos acerca de cómo este amor, cuando es sexual, debe reflejar el amor de Dios. Debería ser libre, total, fiel y fructífero. Dos personas del mismo sexo podrían ser fieles una a la otra. Podrían comenzar una relación sin ser forzadas por otra persona. Pero la pregunta es: ¿pueden sus cuerpos entregarse por completo al otro? ¿Puede su unión sexual, por naturaleza, ser fructífera? La respuesta es no. Y esto no se trata de discursos de odio o discriminación. Es sólo sobre biología. Porque el matrimonio no es consumado por dos personas que hacen algo sexual. Un matrimonio es consumado por dos que se convierten en una sola carne. Muchos discutirán: "Bueno, la Iglesia sólo necesita ser mucho más tolerante de lo que es." Pero no fuiste creado para ser tolerado. Fuiste creado para ser amado. Y si amas a alguien, no puedes mentirle. No puedes tener falsa compasión para ser más misericordioso que Dios. Cuando amas a alguien, debes hablarles la verdad. Y parte de la verdad del Cristianismo es la Cruz, y esto, sin duda, es una: cargar con tu cruz y seguirlo. Es difícil, y este sufrimiento llega a nuestra vida cuando nuestra voluntad no coincide con la voluntad de Dios. Y esto pasa en todas nuestras vidas. En estos momentos críticos, nos enfentamos con esta pregunta: ¿Amo a Dios hasta el punto de abandonar mi propia voluntad o amo mi propia voluntad hasta el punto de abandonar la voluntad de Dios? En estos momentos en la vida, lo que necesitamos, más que nada, es compañerismo. Porque podemos vivir sin sexo, pero no podemos vivir sin intimidad. Compañerismo, amistad, personas que nos aman lo suficiente como para decirnos la verdad y acercarnos a Cristo. Sabes, la Iglesia Católica ha canonizado a personas como santos que han sido de todos los ámbitos de la vida. Tenemos reyes que son santos, tenemos esclavos que se convirtieron en santos, tenemos prostitutas y mártires vírgenes que se convirtieron en santos. Y espero con ansias el día en la Iglesia Católica en el que haya santos canonizados que experimentaron atracciones homosexuales y decidieron glorificar a Dios con sus cuerpos. Sin duda esto es difícil, pero en esos momentos de tu vida, cuando no te aceptes a tí mismo, y no te sientas aceptado por los demás, sabe que Dios es siempre el que te acepta, que te ama, que tiene un plan para tu vida, y en nombre de cualquiera que alguna vez haya expresado odio o intolerancia hacia ti, te pido perdón de parte de la Iglesia, por las veces que no te hemos amado debidamente. Porque te diré, crecí en una escuela secundaria sólo para chicos. En ese entonces, era un ambiente extremadamente homofóbico. Éramos todos tan inseguros. "Tú eres gay." "No, tú eres gay." "No, tú eres gay." ¿Sabes qué estábamos siendo? En realidad, hay una palabra teológica, proviene del griego "idiotes" y en español es "idiotas" ¿Ok? Eso es lo que éramos. Entonces, por esto, necesito pedirles perdón. Y he superado esa basura pero, desafortunadamente, algunas personas no. Necesitamos tu amistad en nuestras vidas. Y espero que te des cuenta de que podrías necesitar la nuestra también. Porque estoy harto y cansado de que los medios digan que todos nos odiamos porque eso no es verdad. Te amamos, y te necesitamos en nuestras vidas también, y la Iglesia es tu casa. Eres llamado a la Comunión, y hagamos esto juntos. No más "ellos" y nosotros", todo lo que hay es "nosotros". La familia de Dios con todas las distintas cruces tropezando juntos por la vida, confiando en el Padre que tiene un plan para cada uno de nosotros.