Nilou, ¡enséñame la danza que te inventaste en el desierto! Jaja, tranquilízate. Primero, cierra los ojos y relaja tu cuerpo. Imagínate un oasis bajo la luz de las estrellas. Ahora imagina que eres agua clara y brillante como la gelatina. Eres invisible para todo el mundo. Nadie se detiene a observarte. Así que te pones de pie, saltas, giras y los dejas asombrados con la danza. ¡Aquí! Una danza cautivadora es como el agua que está a punto de hervir. Los susurros silenciosos se convierten en gritos de alegría. Para formar olas en los corazones del público primero tienes que hacer un gran chapuzón. ¡Baila con las olas! ¡Guaaau! Jeje, increíble, ¿no? Nilou, ¿sabes dónde está la cinta para la actuación de mañana? ¡Sí! Estuve practicando con ella en el desierto... ¡Y-ya pensaré en algo!