Traductor: teddy fresRevisor: Máximo Hdez Cuando tenía 27 años, dejé un trabajo muy exigenteen consultoría gerencial por un trabajo que era aún más exigente:la docencia. Fui a enseñarles matemáticas a alumnos de séptimo grado en las escuelas públicas de Nueva York. Y como cualquier profesor,apliqué exámenes y pruebas. Les dí tareas. Cuando el trabajo volvía,calculaba las calificaciones. Lo que me llamó la atención fue que el C.I. no era la única diferencia entre mis mejores y mis peores estudiantes. Algunos de los que tenían un mejor desempeño no tenían puntuaciones de C.I. estratosféricas. A algunos de mis niños más inteligentes no les estaba yendo tan bien. Y eso me puso a pensar. El tipo de cosas que necesitan aprenderen matemáticas en séptimo grado, seguro, son difíciles: proporciones, decimales, el área de un paralelogramo. Pero estos conceptos no son imposibles y estaba muy convencida de quecada uno de mis estudiantes podía aprender la lección si trabajaban duro y durante el tiempo suficiente. Después de varios años más de docencia, llegué a la conclusión de quelo que necesitamos en educación es una mejor comprensiónde los estudiantes y del aprendizaje desde una perspectiva motivacional, desde una perspectiva psicológica. En educación, la única cosa quesabemos cómo medir de mejor manera es el C.I., pero ¿qué pasa si tener éxito en la escuela y en la vida depende de mucho más que la habilidad para aprender de manera rápida y fácil? Así que dejé las aulas y fui a la universidad para convertirme en psicóloga. Comencé estudiando a niños y adultos en todo tipo de escenarios desafiantes, y en cada estudio mi pregunta era, ¿quién tiene éxito aquí y por qué? Mi equipo de investigación y yofuimos a la Academia Militar West Point. Intentamos predecir qué cadetes permanecerían en el entrenamiento militar y quiénes se retirarían. Fuimos al Concurso Nacional de Deletreo e intentamos predecir qué niños avanzarían lo más lejos posible en la competición. Estudiamos a profesores novatos trabajando en barriosrealmente difíciles, preguntándonos qué profesores aún estarán enseñando para el final del año escolar y de aquellos, ¿quién será el más efectivo en mejorar los resultados delaprendizaje de sus estudiantes? Nos asociamos con empresas privadas, preguntando, ¿cuáles de estos vendedores van a mantener su puesto de trabajo? y ¿quién va a ganar más dinero? En todos esos contextos muy diferentes, surgió una característica como un importante predictor del éxito. Y no fue la inteligencia social. No fue la buena apariencia, la salud física y no fue el C.I. Fue la determinación. La determinación es pasión y perseverancia para alcanzar metas muy a largo plazo. La determinación es tener resistencia. La determinación es aferrarse a su futuro, día tras día, no solo por la semana, no solo por el mes, sino durante años y trabajando realmente duro para hacer ese futuro una realidad. La determinación es vivir la vida como si fuerauna maratón, no una carrera a toda velocidad. Hace pocos años atrás, comencé a estudiar la determinación en las escuelas públicas de Chicago. Le pedí a miles de estudiantes de secundaria que hicieran mis cuestionarios de determinación y luego esperé alrededor de más de un año para ver quienes se graduarían. Resulta que los niños con más determinación tuvieron significativamente mayores probabilidades de graduarse, incluso cuando los emparejé en cada característica que pude medir, cosas como el ingreso familiar, los resultados de las pruebas estandarizadas, incluso la seguridad que sentían los niños cuando estaban en la escuela. Así que no solo es en West Pointo en el Concurso Nacional de Deletreo en los que importa la determinación. También está en la escuela, especialmente para los niños en riesgo de abandonarla. Para mí, lo más impactante sobre la determinación es lo poco que sabemos, lo poco que sabe la ciencia sobre su desarrollo. Cada día, padres y profesores me preguntan, "¿Cómo desarrollo la determinación en los niños? ¿Qué debo hacer para enseñarle a los niños una sólida ética de trabajo? ¿Cómo los mantengo motivados para el largo plazo?" La respuesta más honesta es: no lo sé. (Risas) Lo que sí sé es que el talento no les da determinación. Nuestros datos muestran muy claramente que hay muchos individuos talentosos que sencillamente no siguenadelante con sus compromisos. De hecho, en nuestros datos, la determinacióncomúnmente no está relacionada o está incluso relacionada inversamente a las medidas de talento. Hasta ahora, la mejor idea que he escuchado sobredesarrollar la determinación en los niños es algo llamado "mentalidad de crecimiento". Esta es una idea desarrolladaen la Universidad de Stanford por Carol Dweck, y es la creencia de que la habilidad para aprender no es fija, de que puede cambiar con el esfuerzo. La Dra. Dweck ha mostrado que cuando los niños leen y aprenden sobre el cerebro y cómo cambia y crece en respuesta al desafío, son mucho más propensos a perseverar cuando fallan, porque no creen que ese fallo sea una condición permanente. Así que la mentalidad de crecimiento es una gran idea para desarrollar determinación. Pero necesitamos más. Y ahí es donde terminaré mi discurso, porque ahí es donde estamos. Ese es el trabajo que tenemos por delante. Necesitamos tomar nuestras mejores ideas, nuestras intuiciones más fuertes, y necesitamos probarlas. Necesitamos medir si han sido exitosas y tenemos que estar dispuestos a fallar, a equivocarnos, a comenzar todo de nuevo con las lecciones aprendidas. En otras palabras, necesitamos ser determinados sobre hacer que nuestrosniños sean más determinados. Gracias. (Aplausos)