Bien, pues ¿qué pasa cuando bebes alcohol? Bueno, vale, ¿qué le pasa al alcohol? Ese es el trabajo principal de tu hígado, ¿verdad? Básicamente, una vez el alcohol llega a tu estómago, la mayor parte se envía a tu hígado para ser procesado. En pequeñas cantidades, el alcohol es más o menos inocuo, pero en exceso puede desencadenar complicaciones hepáticas y es la causa principal de enfermedades hepáticas en países occidentales. Una vez en las células del hígado o hepatocitos, el alcoho puede tomar tres caminos, uno de los cuáles involucra a la enzima llamada alcohol deshidrogenasa o simplemente ADH, teniendo lugar en el citosol de la célula, el otro involucra a la catalasa dentro de los orgánulos llamados peroxisomas, y la tercera vía conlleva ser procesado por el enzima citocromo P450 2E1, normalmente conocido como CYP2E1. Todas estas vías conllevan la conversión de alcohol a acetaldehido. Cuando la enzima ADH convierte el alcohol, necesita otro prducto llamado NAD+, que se convierte así en NADH. A medida que los niveles de NADH aumentan y los niveles de NAD+ disminuyen, esto tiene dos efectos: elevados niveles de NADH le dicen a la célula que empiece a producir más ácidos grasos mientras por otro lado, bajos niveles de NAD+ resulta en menos oxidación de ácidos grasos, ambas cosas provocando más produción de grasa en el hígado. Un exceso de grasa en el hígado se conoce también como esteatosis o hígado graso, en el que el hígado se vuelve más grande, pesado, grasiento y blando pero típicamente en este punto, los pacientes no tiene símptomas como fiebre o altos niveles de neutrófilos en sangre. El hígado frecuentemente también adopta un color más amarillento, que se debe a la acumulación de depositos de grasa y los podemos ver en estudios histológicos. Todos estos círculos son depósitos de grasa que contribuyen a la enfermedad del hígado graso a veces este cúmulo de grasa en el hígado se llama esteatosis. Tratar el hígado graso normalmente conlleva simplemente dejar de consumir alcohol. Bien, pues eso es el hígado graso, pero esto no es lo único que un consumo excesivo de alcohol puede provocar, ¿verdad? Volviendo a nuestras vías, cuando haces acetaldehido desde etanol, también empiezas a generar agentes reactivos de oxigeno. Seguramente puedes predecir que estos son súper reactivos y contienen oxígeno, algunos ejemplos son el peróxido de hidrógeno, el radical hidroxilo o el anión superóxido. Estas espécies reactivas de oxígeno (ROS) reaccionan con diferentes componentes del hepatocito como proteínas e includo DNA y este proceso puede causar grave daño a las células. A parte de producir ROS ahora también tenemos que preocunos del acetaldehido. Este agente puede unir-se a macromoléculas, enzimas, la membrana celular y todo tipo de otros complejos dentro de la célula. Cuando se unen a algunos de estos, pueden inhibir esa molécula. Y cuando eso pasa, forman lo que se conoce como adductos acetaldehídicos. Y cuando estos se forman, tu sistema immune reconoce estos nuevos complejos como foráneos y manda a los neutrófilos en un intento de reparar el daño. Así que no solo se te forman estos adductos uniéndose y potencialmente emtrometiéndose con la función de ciertas moléculas en la célula, sinó que también sufres destrución de hepatocitos por infiltración neutrofílica. A medida que las células se inflaman y se dañan, los pacientes desarrollan hepatitis alcohólica y empezamos a notar un cambio en la histología y a descubrir unos fajos de proteínas llamados cuerpos de Mallory específicamente estos son filamentos intermedios dañados que se encuentran en el citoplasma de los hepatocitos, el mecanismo que produce a estos cuerpos se desconoce, pero son muy característicos de la hepatitis acohólica. En este estadio el paciente puede tener hepatomegalia, seguramente volviéndose dolorosa y como el hígado recive más células immunes, puede que también sufran de leucocitosis neutrofílica o un incremento de neutrófilos en sangre. También, a medida que las células están más dañadas y mueren, se empieza a formar tejido cicatricial al rededor de las venas centrales del hígado, lo que se conoce como fibrosis perivenular. El daño hecho a los hepatocitos también resulta en una fuga de enzimas hepáticas como la alanin aminotransferasa (ALT) o aspartato aminotransferasa (AST), las dos siendo un tipo de transaminasas, normalmente, aunque ambas están elevadas, los niveles de ALT serán superiores en hepatitis alcohólica. Además de estas dos, la fosfatasa alcalina (ALP) y la gamma glutamiltransferasa (GGT) también estarán elevadas. En algunos casos, trombocitopénia, un déficit de plaquetas en sangre, así como hipoglicémia , o baja glucosa en sangre, pueden encontrarse en personas con hígado graso por consumo de alcohol. El tratamiento contra esta enfermedad conlleva abstenencia total y en algunos casos los corticoesteroides pueden ayudar a suprimir la respuesta immunitária. Finalmente, si se llega a estadios tardíos, el daño hepático crónico por consumo de alcohol puede resultar en cirrosis y fallo hepático.